lunes, 15 de diciembre de 2014

Preferentes, cláusulas suelo, tarjetas black... ¿último timo? AFECTADOS POR ACCIONES BANKIA

Lo habrás visto ya. Que si informes, que si acciones, que si estafa, que si "tarjetas black", (que si nuevamente estafa)... ¿El último timo de Bankia? la venta de acciones de la entidad con motivo de su salida a bolsa. 

Pero, entre todo este cúmulo de información ¿qué ha pasado realmente?

El asunto ha vuelto a primera plana de las noticias por dos nuevos informes encargados por el Banco de España sobre la salida a bolsa y comercialización de acciones de BANKIA llevadas a cabo el 20 de julio de 2011, y que han sido unidos a la causa que se lleva a cabo por el Juez Fernando Andreu, ante la Audiencia Nacional. 

Estos informes desvelan un cúmulo de graves irregularidades e infracciones cometidas con motivo de la salida a bolsa de Bankia, que vienen a unirse y actualizar muchos otros informes de auditoria e información contable de la entidad, que ya con anterioridad ponían de manifiesto las graves irregularidades existentes  en dicha salida a bolsa.

Efectivamente, los informes concluyen que las cuentas anuales por la BFA- Bankia en 2012 estaban manipuladas-maquilladas, lo que provocaba una imagen altamente distorsionada de la situación real de la entidad, que ofrecía una imagen de saneamiento y beneficios que, en absoluto se correspondía con la realidad (se informó en un primer momento de unos supuestos beneficios de 309 millones, cuando la realidad, tras los informes emitidos, apunta a unas pérdidas de, al menos, 3 millones de euros en aquel momento). 

¿Por qué se llegó a esta situación?

Con fecha 28 de junio de 2011 la Junta General de Accionistas y el Consejo de Administración del Banco Financiero y de Ahorros, S.A. (BFA), accionista principal de Bankia, adoptaron los acuerdos necesarios para llevar a efecto la salida a Bolsa de Bankia, SA., mediante la realización de una Oferta Pública de Suscripción de acciones.

Dicha oferta pública se presentó a la opinión pública como una operación de ampliación y fortalecimiento de la entidad, nunca como lo que realmente era, un verdadero rescate que consiguiera evitar la quiebra en la que técnicamente estaba ya inmersa. 

La salida a Bolsa llevada a cabo, tomaba como referencia una situación contable, como hemos visto, falseada, y además reducida y no actualizada ya que, justificándolo en la reciente integración de las distintas Cajas que formaron Bankia únicamente se disponía de la información consolidada y auditada de los estados intermedios, no anuales a fecha de 31 de marzo 2011, junto con una serie de folletos informativos, de carácter cuasi publicitario pero no técnico, que presentaban, en su conjunto, una situación de la entidad altamente solvente y atractiva para la adquisición de sus acciones

Analizada ahora, con los informe indicados, la situación contable anual de la entidad, se indica por el informe de los técnicos literalmente que la misma es “el resultado de omisiones o inexactitudes resultantes de fallos al emplear la información, que estaba disponible cuando los estados financieros para tales periodos fueron formulados y que el Grupo BFA/Bankia podía y debía haber empleado en la elaboración de los estados”. 
Esto es, por la entidad, y por su auditora DELOITTE, se cogieron únicamente los datos de forma sesgada y parcial, desestimando la información que no se consideraba adecuada al fin último de mostrar dicha situación de solvencia inmejorable, contraviniendo así la Circular 4/2014 y la 3/2008 del Banco de España. 

Esta manipulación de la información facilitada (contable y no contable) que se aportó en la salida a bolsa (el folleto informativo de la CNMV no informa de un solo riesgo, ni falta de capacidad contable) no tenía como única finalidad otra cosa que el evitar la quiebra total de la entidad mediante la entrada masiva de nuevo capital,  bien a personas ajenas a la entidad a través de una agresiva campaña publicitaria, bien a través de los propios clientes de la entidad, (muchos de ellos con nulos conocimientos financieros), mediante una agresiva política de comercialización en la que se les invitaba (en la mayoría de supuestos sin que lo solicitaran los clientes, únicamente por propia iniciativa de los comerciales de la entidad) a “no dejar escapar la oportunidad” “aprovechar antes de que se terminasen, dada la alta demanda que existía” ofreciendo así un producto (que incluso en situación normal sería de alto riesgo y especulativo) como si fuera totalmente seguro.  Sin duda, esta forma de comercialización y venta del producto nos recuerda a la forma de venta y “colocación” que masivamente tuvo lugar con las participaciones preferentes

Pero es que, además, el engaño no se circunscribió a la información facilitada, sino también a la manipulación en la fijación del precio de salida, construida sobre grupos de inversores que no eran independientes a la entidad (participados por la misma), prestando en ocasiones, cantidades a entidades insolventes para que compraran acciones en el mercado, inflando así artificialmente el  precio, con el fin de garantizar el éxito de la emisión mediante la creación de un estado artificial de solvencia.

Todo ello tenía por objetivo, intentar evitar así lo que finalmente sucedió, la quiebra declarada de la entidad, la intervención del estado, y la nacionalización de la misma a través del FROB, no sin antes haber logrado su objetivo de captar de forma fraudulenta los ahorros de miles de ciudadanos, confiados de que contrataban, no sólo un valor seguro, sino un buena inversión que le reportaría buenos beneficios. 

Consumado el engaño, lo que se han encontrado todos los inversores, es que el es la pérdida casi total de toda su inversión.

Nacionalizada la entidad, la misma se ha visto forzada a reformular las cuentas anuales del ejercicio 2011, en la que se reconocía la falsedad de dichas cuentas iniciales. Ahora el escándalo es mayúsculo, cuando se descubre a raíz de estos dos nuevos informes, que las cuenta reformuladas de la era de  D. José Ignacio Goirigolzarri tampoco se  ajustaban a la realidad económica y financiera de la entidad, siendo también falsas, y resultando un agujero aún mayor del previsto.

Concluye el reciente informe de forma contundente que “tanto en el caso de las cuentas anuales individuales y consolidadas de Bankia como en las cuentas consolidadas del Grupo Banco Financiero de Ahorros, la auditoría de estos Estados  realizada por Deloitte, S.L. (…) no indica ningún tipo de salvedad, indicando que cumplen con la normativa del Banco de España, cuando la situación financiera consolidada y los resultados consolidados no se adecuan a las citadas normas”

¿Cómo puedo recuperar mi dinero?

Así pues, las personas compraron acciones Bankia confiando en la información y asesoramiento que le dieron en la entidad, en base a una información falaz y fraudulenta, adquiriendo las acciones a un precio de 3,75 euros (2,00 euros de valor nominal más una prima de 1,75 euros por acción), cuando su valor real no era otro que el de 0,77 euros.

En conclusión, dicha compra fue llevada a cabo mediante error en el consentimiento, lo que hace que la misma sea nula de pleno derecho, y por tanto procede la devolución del dinero al inversor, lo cual podrá hacerlo valer acudiendo a los tribunales a fin de obtener la devolución de su dinero.

¿Hay algún plazo?

El plazo para ello finaliza en mayo de 2015, ya que la acción para exigir la responsabilidad finaliza a los 3 años desde que el inversor pudo tener conocimiento de la falsedad de estas cuentas, esto es, en el 24 de mayo de 2012, fecha en la cual se realiza la reformulación de las cuentas de Bankia por el nuevo Consejo de Administración que presidió Ignacio Goirigolzarri.


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